Las editoriales que publicaban colecciones de bolsilibros, no desaprovecharon la ocasión de sacar rendimiento a las contraportadas, sirviéndoles este espacio libre, tan apetitoso, para publicar anuncios de toda índole y también para promocionar otros lanzamientos de nuevas colecciones.
Los anuncios eran de todo tipo, desde bebidas "espirituosas" ofrecidas, con picardía, por bellas señoritas, hasta la promoción de audaces colecciones eróticas, aprovechando la relajación de la censura y la nueva época de destape, pasando por graciosas historietas cómicas que invitaban al lector a asomarse a los kioscos a disfrutar de tan sabrosa lectura.
Tenemos que pensar que por la enorme tirada de ejemplares de cada bolsilibro que salía a la venta, y la gran cantidad de colecciones que coexistían, eran un medio inmejorable de dar a conocer al publico, que las leía con avidez y las cambiaba cientos de veces pasando continuamente de mano en mano, el anuncio impreso que portaban al difundirse con gran rapidez y además de forma permanente.
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Definitivamente un excelente soporte publicitario, por la extensión en el tiempo y la gran durabilidad de su mensaje.
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