sábado, 21 de enero de 2017

"BLUES" PARA EL MUERTO


"En la calle hacía mucho calor; el pegajoso y denso calor de Nueva York; de su atmósfera de húmedo horno, en las calles encerradas por el cemento de los rascacielos.
Echó a andar, calle arriba. Estaba pensando en Richard. ¿Qué diría él cuando supiera que le habían despedido por su rebeldía habitual? Siempre le había dicho que debía de ser un hombre disciplinado, armado de resignación y de tolerancia, si quería en realidad vivir de su profesión, ser un músico con trabajo y contrato fijos. Sólo que él, por desgracia, no era capaz de confundir la tolerancia y la resignación, con la humildad casi abyecta de otros muchos.
Por eso estaba sin trabajo. Por eso volvía, vencido, a su alojamiento. Al apartamento de la Calle Sesenta y Siete, arrendado en compañía de Richard. Ambos eran músicos, ambos tenían muchas cosas en común. Sólo que Richard no necesitaba trabajar para vivir. Al menos, no trabajaba en un sucio garito como “El Farol Verde”, ni cosa parecida. Richard tenía imaginación, espíritu creador. Su parcial parálisis, que le impedía tocar la guitarra eléctrica, como el propio Dan, en cualquier club nocturno o boite, no era para él un problema, ya que se dedicaba a componer melodías, a escribir partituras y todo eso. Así se ganaba Richard la vida. Ojalá él supiera hacer lo mismo.
Cierto que Richard ni siquiera escribía por sí mismo esas partituras. El no era zurdo, y su mano derecha estaba totalmente inmóvil. Pero era capaz, con los torpes dedos de su izquierda, de ir marcando la melodía, que luego otro se cuidaba de pasar al papel pautado. Y ese otro, naturalmente, era él. Dan Kervin. Richard le concedía ese medio de ganar algún otro dinero.
Apreciaba a Richard King. Era un excelente muchacho. Tenía sus rarezas, como aquella de amar sola mente a alguien a quien conocía por correo; a una mujer a la que jamás había visto en su vida. A la que ni siquiera había escrito por sí mismo, sino a través de otro. Y ese otro, naturalmente..., ¿quién podía ser, sino el propio Dan Kervin, su compañero de aloja miento?..."

Un creciente suspense llena las páginas de esta novela policíaca, centrada en el mundo de la música, y ambientada en su mayor parte en las tórridas playas de Florida. La suplantación de personalidad, y el  secreto oculto de una mujer que se esconde temerosa del peligro que amenaza su vida, son los principales ejes de la oscura trama que el autor teje con buen pulso en torno a los angustiados protagonistas. 

Colección SERVICIO SECRETO n.° 579 
1.a EDICIÓN SEPTIEMBRE - 1961
© DONALD CURTIS - 1961 (Juan Gallardo)
EDITORIAL BRUGUERA, S. A.
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